INTENTO SER LA MEJOR CON MI FAMILIA, EN EL TRABAJO… Y ADEMÁS PREVENIR UN VIRUS
La situación actual que estamos viviendo no tiene precedentes. El COVID-19 ha desencadenado una pandemia. El actual estado de alarma junto a las medidas que se han de tomar para frenar el número de contagios, están obligándonos a adoptar una manera de vivir muy diferente a la que acostumbramos y en muy poco tiempo. La incertidumbre de la situación, el miedo al contagio y el confinamiento que se alarga están ahora mismo en boca de todos. Corren, por tanto, tiempos difíciles en los que esforzarse por cultivar el equilibrio emocional resulta crucial.
Es posible que en estos momentos te encuentres teniendo que conciliar muchas cosas en muy poco espacio y sin apenas tiempo que poder dedicarte a ti misma. Por ejemplo, tener que introducir en tu casa tu oficina y la de tu pareja, además de la guardería o colegio de tus hijos, son cambios importantes que pueden hacerte sentir agobiada e incluso con sensación de falta de intimidad o espacio personal.
Las sensaciones de agobio o ansiedad de estos días se pueden relacionar, además de con el miedo o la incertidumbre asociadas al virus y su naturaleza, con la propia autoexigencia. Por ejemplo, ¿identificas automensajes de este tipo en tu diálogo interno?: “Tengo que sacar tiempo para sentarme con mi hijo a hacer todas las fichas que le ha mandado la profesora, si no, no soy una buena madre”, “tengo que llevar la compra a mis padres yo todas las semanas, aunque mi hermana también podría… pero yo me ofrecí inicialmente”, “tengo que intentar que mi hijo no haga ruido mientras juega para que no moleste a su padre mientras trabaja”, “ahora que no puedo trabajar, no me puedo permitir perder el tiempo”…
En este sentido, es probable que durante estos días de confinamiento hayas escuchado y/o leído también multitud de consejos para poder sobrellevar, de la mejor manera posible, este “encierro”. Muchos de estos consejos se relacionan con la actividad, el dinamismo, el producir, el no parar… en definitiva, con la exigencia. Seguramente se habrán cancelado muchas de las actividades que estabas acostumbrada a realizar (ir al gimnasio, salir a correr, acudir a clases de idiomas, ir al parque con tus hijos, ir al cine, ir a cenar fuera con tu pareja o amigos…). Y aunque es cierto que mantener la mente ocupada y el cuerpo activo puede resultar de gran ayuda en estos momentos, también resulta importante poder encontrar tiempo para ti misma sin tener por qué dedicarlo a “hacer”, “producir” o cuidar de los demás.
Saber “parar” de una manera sana para preguntarnos cómo nos sentimos y qué necesitamos es cuidarnos, incluso cuando sentimos que a lo mejor necesitamos no hacer nada “productivo” por un rato. Salir a la ventana a sentir el aire en el rostro, hacer unas respiraciones profundas, escuchar música que nos gusta, e incluso que nos relaja, también puede ser importante. Además, conviene tener en cuenta que cuidarnos es cuidar a los demás también. Si no ponemos el foco en nosotros mismos, en cómo estamos y en lo que necesitamos, difícilmente vamos a poder cuidar “con calidad” a los demás.
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