RESPIRO, ME RELAJO…
La conexión entre el control de la respiración y la relajación no es un descubrimiento reciente. Por ejemplo, en la cultura oriental distintas disciplinas como el Tai-chi, el Yoga o la meditación fundamentan el control de la respiración como el camino para lograr un estado más relajado. No cabe duda de que controlar la respiración, llevándola a cabo de manera profunda y lenta poniendo el foco en llevar el aire desde la nariz hacia el abdomen, facilita que los niveles de activación desciendan. Es decir, es posible practicar la relajación a través de la respiración.
No hace falta estar especialmente nervioso para poner en práctica la respiración abdominal. Cuanto más entrenemos esta respiración, en pequeños momentos de nuestro día a día, mejor cumplirá su función como recurso para relajarnos en una situación de estrés como un examen o una entrevista de trabajo.
CÓMO RELAJARSE A TRAVÉS DE LA RESPIRACIÓN
Cuando una persona se encuentra en una situación crítica, se suele insistir mucho en que controle su respiración. En estado normal respiramos en torno a 12-16 veces por minuto, si estamos muy relajados esta frecuencia puede bajar a unas 10 veces y si por el contrario nos encontramos nerviosos o en estado de alerta puede subir a 30. Parece entonces directa la relación entre estado de activación y respiración.
De esta manera, la respiración y el sistema nervioso guardan una estrecha relación. Así, la alteración del ritmo respiratorio puede repercutir en la activación de nuestro sistema nervioso autónomo, relajándolo si la respiración es más lenta y profunda o hiperactivándolo si, por el contrario, su ritmo es más acelerado.
Para concluir, cabe comentar que existen muchas técnicas de relajación, algunas más complejas que otras, pero quizá la que tenemos más a nuestro alcance sea precisamente hacer una pequeña pausa y poner nuestro foco en nuestra respiración.
“Nuestra respiración tiene también la virtud de consistir en un proceso muy conveniente para apoyar la conciencia en curso de nuestra vida diaria. Mientras vivamos, nos acompaña. Nos es imposible salir de casa sin ella. Siempre está ahí para que nos ocupemos de ella sin importar lo que hagamos, sintamos o experimentemos, estemos donde estamos. Sintonizar con ella nos lleva inmediatamente al aquí y al ahora. Inmediatamente echa el ancla de la conciencia de nuestro cuerpo al proceso básico, rítmico y fluido de la vida”.
(Jon Kabat- Zinn)