Podemos empezar diciendo que Mindfulness está a la orden del día, como muchas de las ideas y las prácticas tomadas de los textos budistas que han pasado a formar parte de la cultura de masas de Occidente.

Mindfulness es la traducción de la palabra pali “sati”. Tomando como referencia a la Sociedad de Mindfulness y Salud, puede definirse como “la capacidad de prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación”.

Mindfulness, permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está dando. Se podría decir que mindfulness, también conocido como «atención plena», es un estado mental en el que permanecemos en el momento presente, aceptando la experiencia sin juzgarla.
La propia actitud de observación no implica una aceptación pasiva, sino una toma de conciencia de la propia realidad, con apertura a la experiencia, lo que favorece también la aparición de ciertos cambios. Este estado especial de consciencia puede desarrollarse mediante prácticas que implican técnicas de meditación.

La atención plena, generalmente se asocia a una sensación de bienestar y plenitud. En el polo opuesto, se encontraría desarrollar algo de manera automática, sin darnos cuenta de cómo funcionamos, sin escucharnos. Este otro modo de estar con nosotros mismos, a menudo se asocia más con insatisfacción y, en algunos casos, con cierta sintomatología desagradable.

Mindfulness, se asocia con el budismo dado que fue en el seno de su tradición donde se desarrolló un amplio compendio de prácticas que permiten refinar y profundizar en esta capacidad de atención plena hasta grados altísimos. Mindfulness es una de ellas y se practica en muchas modalidades.

La práctica de la atención plena a través de mindfulness, nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio e integración interna. Permite desarrollar una mayor capacidad de autoconsciencia y autoempatía, viviendo en el presente de una forma más plena.

Mindfulness cada vez tiene más seguidores porque, no sólo es algo inherente a la naturaleza humana, sino que sirve para reducir la reactividad ante el estrés, así como los síntomas de ansiedad y depresión y, también, potencia la capacidad para gestionar las emociones.

En síntesis, la práctica de mindfulness permite hacer una pausa para poder escucharnos y ampliar nuestro autoconocimiento, mientras aprendemos a ser empáticos con nosotros mismos.