Antes de dar una definición de focusing, podríamos decir que es un “hermano” de mindfulness, aún con poca difusión, pero igualmente significativo cuando hablamos de desarrollo personal y autoconocimiento.

Anne Weiser Cornell en su libro “The power of Focusing” (1996), indica: “Focusing es un proceso de autoconocimiento y sanación emocional corporalmente sentido”. El Focusing Institute, en una de sus publicaciones, comparte lo siguiente: “El focusing es un proceso paso a paso encaminado a prestar atención a la sensación corporalmente sentida asociada a una situación, un problema o un proyecto creativo”.

El proceso de focusing o técnica del enfoque corporal consiste en prestar atención a “una sensación holística, implícita en el cuerpo” (Gendlin, 1981), la cual da información de la manera en que el cuerpo siente una especial inquietud por un asunto determinado. Esta compleja y poco definida sensación corporal, llamada “sensación sentida”, puede ser simbolizada en palabras o imágenes que resuenan con ella.

Durante el proceso de focusing, el individuo se mueve desde toda una sensación sentida en una experiencia, hacia una resolución corporal de ese asunto, llamada cambio sentido. Lo fundamental del focusing es ayudar a las personas a conectar con lo que Gendlin llama “el acto crucial interno” pues una vez conectado, la persona verá con más claridad en qué punto se encuentra dentro del asunto que está enfocando, además de qué necesita y a dónde quiere llegar.

El focusing o la técnica del enfoque corporal implica, pues, un proceso de atención y despliegue de la vivencia muy específico. Está pedagógicamente estructurado en una serie de pasos o movimientos que normalmente seguimos con la ayuda de otra persona que, con conocimiento, nos acompaña durante el proceso (sobre todo durante la iniciación de esta práctica).

Desde que la técnica de focusing hizo su aparición en el área de la psicoterapia, ha sido aplicada en muchas áreas incluyendo medicina, educación, negocios, escritura creativa, espiritualidad, etc. Puede ser útil para ayudar a las personas a aumentar su autoconfianza y poder personal, además de para entrenar la autoescucha y la atención plena que facilitan, a su vez, un mayor autoconocimiento.

La práctica de focusing facilita un estado de mayor bienestar, la reducción de cierta sintomatología como ansiedad, ayuda en procesos de resolución de problemas o conflictos, toma de decisiones… Y, por último, algo fundamental, es que puede practicarse en cualquier momento de la vida diaria en que queramos o sintamos la necesidad de escucharnos.