A menudo se emplean las palabras “dolor” y “sufrimiento” como si de sinónimos se tratara y lo cierto es que, aunque ambos conceptos guardan relación, hacen referencia a aspectos diferentes dentro de nuestra vida emocional.
El dolor es inevitable, está directamente relacionado con la vida. Podemos conectar con dolor en muchas situaciones diferentes como, por ejemplo, ante una pérdida significativa en un proceso de duelo.
El dolor puede comprender diferentes tipos de emociones según el momento y las circunstancias personales. Estas emociones pueden ser, entre otras, tristeza y rabia.
Para poder gestionar el dolor de una manera saludable resulta importante poder sentirlo sin evitarlo o rechazarlo. Es decir, aprender a sostenerlo y transitarlo mientras lo escuchamos para así poder trascenderlo. Integrar desde una aceptación profunda la fuente desde la que ha emanado nuestro dolor nos conecta directamente con un “sí” a la vida, con un impulso a continuar.
Si rechazamos o evitamos nuestro dolor, éste se terminará convirtiendo, probablemente, en sufrimiento.
El sufrimiento tiene una naturaleza más bien cognitiva, contiene una carga importante de pensamientos con mensajes tóxicos. Cuando nos situamos en el sufrimiento nos sentimos encerrados en un bucle del que parece tremendamente difícil salir. Sin darnos cuenta, nos aferramos al sufrimiento, a la no aceptación de la realidad, a autoboicoteos, a autocríticas destructivas… No fluimos con la vida y con la realidad, nos agotamos y el estado de ánimo se puede llegar a ver muy afectado.
El diálogo interno que se establece en el sufrimiento resulta destructivo tanto para la propia persona como para muchas personas con las que se pueda relacionar dado que su contenido está lleno de juicios, críticas destructivas, reproches…
Parece, por tanto, que para poder vivir plenamente, fuera de la cárcel del sufrimiento innecesario y destructivo, es necesario que podamos aceptar la inevitable presencia del dolor en determinados momentos de nuestra vida. En este complejo y profundo ejercicio de escucha y aceptación del dolor, resulta importante que intentemos brindarnos nuestro propio apoyo, comprensión y acompañamiento. Además de poder contar con apoyos externos (familiares, amigos, terapeuta…) siempre podremos contar con nosotros mismos, aún en los momentos más duros.
Gracias, me brindo un concepto más amplio del dolor y el sufrimiento