Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.
Locke, John

Un individuo iba paseando por el campo y se encontró un pastor.

Por empezar una conversación con él, lo saludó y le preguntó:
– ¿Qué tiempo creéis que tendremos hoy, buen hombre?

Y el pastor le contestó:
– El tiempo que yo quiero.

El otro, lógicamente, se quedó extrañado de la respuesta y le dijo:
– ¿Y como estás tan seguro que hará el tiempo que tu quieres?

Y aquí el pastor le explicó su teoría:
– Mira. Cuando me di cuenta que no siempre puedo tener lo que quiero …
… aprendí una cosa que siempre me ha sido muy útil.
¡Querer siempre lo que tengo!
Por esto estoy tan seguro que hará el tiempo que yo quiera